
En los últimos meses, participantes y profesores han estado inmersos en la preparación de dos proyectos de serie TV que tienen muy buena pinta. Hoy nos hemos colado en sus clases para ver qué están tramando… y lo que nos han enseñado no tiene desperdicio!
La primera impresión que se experimenta al entrar en el aula es la de un ambiente de trabajo en equipo. Frente al proyector, chicos y chicas analizan junto a uno de sus profesores las últimas propuestas de diseño de personajes para SARAROCKS, el proyecto de serie de animación 2D que ellos mismos han inventado con las pautas aprendidas durante el curso.
No solo se han tenido que encargar del diseño de personajes. Parten de un papel en blanco, donde todo está por crear. Desde la premisa de la serie, el público a quien irá dirigido, o presupuesto y futuro plan de viabilidad de explotación del producto, hasta los diseños de los decorados, paleta de colores o story-board. Una buena plantilla de profesores, todos profesionales en activo, les preparan eficazmente de manera coordinada.
Para forjar paralelamente una base sólida artística que les permita llevar estas tareas a cabo de una manera profesional, cuentan con clases de apoyo de anatomía aplicada a la animación, perspectiva o tratamiento del color. Y aunque aquí lo que prevalece es la creatividad sobre el papel, también hay hueco para el conocimiento de los diferentes softwares en los que se pueden crear imágenes.
Tras el acalorado debate en el que se decide por unanimidad que el perro de Miss Cookie vivirá eternamente encajado en un mini-bolso de mano, paramos para reponer fuerzas y tomar un pequeño tentenpié. Durante el receso siguen hablando de animación, comentando las últimas películas que han salido en el cine, parece que están poniendo una peli franco-suiza realizada en stopmotion que se llama “Calabacín” y que ha estado nominada a los Óscar. Aunque aparenta ser para niños, tiene un trasfondo más áspero. Quedamos para ir a verla antes de que la quiten.
A la vuelta, abordamos el otro proyecto de la serie que están preparando, llamado “Morie”. En esta producción la técnica será en 3D. Aunque se idea también con papel y lápiz, David, un chico espigado y simpático, nos apunta que no es exactamente el mismo tratamiento, ya que la construcción de los personajes tiene que ser más volumétrica y también hay que tener en cuenta el aspecto que tendrá el render final, discriminar qué se conseguirá con la textura y qué habrá que modelar. Nosotros asentimos educadamente, sin atrevernos a decirle que igual está siendo demasiado específico en sus comentarios, e intentamos llevar la conversación a un terreno más comprensible…. y la serie de que va? Ah, pues va de un joven escritor que se refugia en una cabaña para escribir su obra cumbre, pero al parecer no está tan solo como creía en un primer momento… se ríe mientras nos enseña unos bocetos de monstruitos. La cosa promete.
Esta vez la discusión se centra sobre el orden de las páginas que llevará la “biblia”. Así es como llaman en el argot profesional al proyecto en el que se presentará la serie. Giulia, una joven italiana de aspecto despierto y avispado, va tomando nota de todas las decisiones que el grupo decide, para comunicarla después al resto de profesores. Todo el grupo funciona como una unidad. El respeto por el trabajo de sus compañeros no les impide tener un espíritu crítico y constructivo, incluso con sus propios dibujos. Da la sensación de que aquí una vez que las ideas se ponen encima de la mesa, da igual quien las haya parido, lo importante es comprobar si funcionan o se pueden mejorar con otra propuesta.
Las dos últimas horas las dedican a practicar un poco con técnicas tradicionales, en este caso desarrollando concepts en acuarela, así que en un momento las mesas se llenan de pinceles, papeles y tarros de agua y el grupo se concentra en diseñar el bosque de Toholu, el malo malísimo de “Morie”. Parece que al final no es que sea malo, es falta de cariño en la infancia, y estas cosas cuando las arrastras durante toda tu vida desarrollan un tipo de personalidad complicada. Así nos lo explica Jessi sin despegar sus ojos del papel.
Nosotros nos vamos de puntillas y los dejamos seguir trabajando. Despedimos tímidamente con un gesto de la mano a Fran, el profesor de turno que con sonrisa cómplice se encoje de hombros sin atreverse a emitir una palabra que rompa la concentración de sus alumnos.