
Silvia Millán Giráldez ha sido estudiante del Máster en Diseño Gráfico, Creatividad y Comunicación, y a raíz de él, autora de un TFM digno de elogio, un proyecto tremendamente interesante que vincula la educación, lo lúdico y lo editorial al amparo de cinco letras: Simbo. Ella misma nos ha contado en qué ha consistido el proceso de ideación y desarrollo de su trabajo de fin de máster, y qué futuro tiene ahora por delante.
¿Cuándo despertó la inquietud relativa a la calidad de la educación infantil que te ha llevado a realizar este TFM?
En realidad, esta inquietud lleva cociéndose mucho tiempo, ya desde mi preadolescencia, cuando empecé a darme cuenta de algunos de los problemas que hay en las relaciones que se establecen entre adultos y niños (profesores y alumnos, padres/madres e hijos… ). Sin embargo, no fui verdaderamente consciente del enfoque que tenía esta preocupación hasta mi paso por Madrid (2018-2020), mientras estudiaba el Ciclo Formativo de Grado Superior en Ilustración, gracias a una profesora que supo hacer su trabajo muy bien, y que, precisamente, estaba preocupada por estos temas. De ese primer contacto con la pedagogía y la psicología infantil surgió mi proyecto final del CFGS, Hilar el mañana, que estaba enfocado en la teoría del apego. Esto sirvió de base para, más adelante, tener las herramientas necesarias en la creación de Simbo, mi TFM para el Máster en Diseño Gráfico de Barreira A+D. Es más, es tal el interés que me genera, que he decidido comenzar la carrera de Pedagogía en la UNED este mismo curso.
¿Cómo fue tu experiencia en ese sentido? ¿Cómo recuerdas (lo que puedas recordar) sobre tu educación temprana?
En mi experiencia como niña tuve figuras de apego muy diferentes. Algunas fueron muy autoritarias, lo que me hizo desarrollar conductas que, aún hoy día, estoy en proceso de aprender a gestionar. Pero, por suerte, también tuve otras figuras que sí me ofrecieron la seguridad que necesitaba. Gracias a esto, y a los cuentos que leíamos y juegos que hacíamos, crecí en un ambiente rico en juego simbólico, que es uno de los aspectos más importantes para el desarrollo infantil entre los 2 y los 7 años. Por eso, aunque hubo carencias en algunos aspectos, otros fueron maravillosos.
Echar la vista atrás para atar cabos, de lo que nos hizo daño y lo que no, puede ser muy clarificador y es un ejercicio que hago constantemente en el proceso de trabajar conmigo misma. Pero intento poner el foco en lo que puedo hacer ahora para aportar mi granito de arena en este tema, que tanto me preocupa.
¿Qué echas más en falta en la educación que reciben niñas y niños en España?
En realidad, esta pregunta es muy difícil de contestar para mí, porque aún me queda mucho por investigar y conocer sobre la educación para dar una respuesta certera. Por eso, quiero hablar desde mi experiencia más cercana, sin generalizar. Así, el aspecto que yo personalmente echo más en falta, es el respeto por el niño como un ser capaz. Es decir, creo que existen dos extremos muy comúnmente vistos: el autoritario, que no confía en que el niño pueda entender el porqué de las cosas y prefiere solucionarlo todo a base de un “¡porque sí, porque lo digo yo y punto!”; y el complaciente/sobreprotector, que trata al niño como si de un tesoro egipcio se tratara (casi les falta meterlos en una vitrina de cristal para que no les pase nada). Bajo mi punto de vista, ninguna de estas posturas vela por las necesidades reales del niño. Pero, evidentemente, son muchos los aspectos que entran en juego para que se de una situación idónea, y no solo con respecto a los niños, también con respecto a los padres, la situación familiar, la situación económica, la cultural…
Con Simbo, se juega y se aprende. ¿Te has divertido y has aprendido tú llevándolo a cabo? ¿Qué dirías que has aprendido en mayor medida desarrollando este TFM?
Esto es algo que, precisamente, menciono en la memoria del proyecto y me encanta recalcar: el juego ha sido parte del desarrollo de Simbo y por eso me lo he pasado genial creándolo. Aunque la intención es que Simbo sea un espacio ideal para el juego simbólico de niños y niñas, siempre me gusta mencionar que jugar no tiene edad, y deberíamos perder el miedo a hacerlo siendo adultos.
Simbo para mí ha sido un camino personal de poner foco a una de mis mayores preocupaciones, me ha ayudado a aprender que, aunque es muy difícil cambiar cosas a gran escala, siempre se pueden hacer pequeños aportes en tu comunidad. De hecho, se pueden hacer aportes desde sectores que no son estrictamente educativos, como la ilustración y el diseño gráfico. Y, aunque aún me queda mucho por conocer sobre pedagogía, Simbo ha sido el caldo de cultivo perfecto para seguir investigando y aprendiendo.
¿Podremos encontrar Simbo en librerías tan lúdicas como por ejemplo, Leolo (aquí en Valencia)?
Me encantaría producir Simbo, y verlo en librerías como Leolo sería maravilloso. El proyecto está pensado, de hecho, para que sea viable y fácil de producir. Por eso estoy trabajando en encontrar la forma de darle salida, y estoy abierta a propuestas en este sentido.